EL SUEÑO ETERNO DE ROGER

El padre del invento -los abuelos serían Sisa, Pau Riba...- regresa a terrenos reconocibles, a los abecedarios musicales alejados del hermetismo, el misticismo. El solsonés se plantea recorrer diferentes estilísticas, con el rock como vehículo aparentemente de unión. En realidad, la argamasa que otorga a su obra, una vez más, tintes de excelencia es su lírica literaria, textos irónicos, críticos, ácratas a la manera pujolsiana, metafóricos, pararreales: "N'estic fart, del nihilisme urbanita, de les ulleres de pasta, dels setciències de bar i de l'orgull pagès. No en puc més, de les mentides del progres, dels rancis de l'altra banda, dels gurús orientals i dels profetes del canvi climàtic" (Tanco els ulls/obro els ulls).

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Mas, siempre coherente en palabra y acto, mantiene una prudente distancia con la alabanza, el fervor de la capital y el ajetreo de la modernidad. Tras la excelente acogida de sus Cançons tel·lúriques se propuso retomar el sueño del 'mundo ideal'. Para ello recurre al rock de los años pretéritos, en forma de contundentes fogonazos, como en el corte que da título al disco o en Lletania, donde Ivan C. Dach y Amadeu Casas protagoniza duelos guitarreros genuinamente seventies.

Esteban Linés

a La Vanguardia, 25/04/10

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