Hace unas semanas los medios de comunicación explicaron que una holandesa se había tatuado en un brazo las fotos de los perfiles de sus 152 amigos de Facebook. Afortunadamente sólo tiene 152, pensé cuando leí la noticia, y en un brazo le han cabido todos. Mis dudas eran: a medida que gane nuevos amigos, ¿se los irá tatuando en el otro, en la espalda...?. Y, cada vez que un amigo deje de serlo ¿borrará su perfil con papel de lija? Es más: sabiendo que este mundo es muy frivolón, calibre que muchos de sus amigos habrían empezado ya a cambiar las fotos de sus perfiles, para que, por coherencia, tuviese que volver cada dos por tres al salón de tatuaje y pedir que, tras borrarle los perfiles modificados, le tatuasen los nuevos.
Pues tantos cálculos eran inútiles porque el tatuaje en cuestión -los 152 perfiles en el brazo de la chica- era falso. Fue un montaje de una empresa que vende productos personalizados con las fotos de los perfiles de tus amigos de Facebook. Que en las redes sociales las mentiras cuelan fácilmente es algo que se comprueba cada día quien se mueve por ellas. Y el mundo del tatuaje es tan desatinado que hasta de las noticias ciertas dudas. De la de la prohibición tailandesa de tatuar imágenes budistas, por ejemplo. Afortunadamente, la noticia la firma la agencia Efe y no uno de los mil Guerreros del Antifaz que hay en Facebook y eso hace que sea fácil contrastarla en otros medios de comunicación: "Tailandia quiere poner fin a la costumbre de algunos turistas de tatuarse imágenes santas del budismo cuando visitan el país, anunció el ministro de Cultura, Nipit Intarasombat. El ministro declaró que llevar sobre la piel efigies como la de Buda ofende a los tailandeses y no debe ser tolerado. Indicó que ha ordenado a las autoridades -sobre todo, de las zonas turísticas- inspecccionar los salones de tatuajes y pedirles que se abstengan de utilizar esos símbolos en sus diseños. De no funcionar esa iniciativa, Intarasombat promoverá una ley que prohíba expresamente esa costumbre".
Se comprende su actitud. A imitación de los famosillos, hoy son legión los que, por gregarismo, se tatúan imágenes budistas, frases en sánscrito, en chino o en japonés. Es evidente que el ministro tailandés debe mantener las formas, en vez de enviarlos a todos al carajo, que es lo que probablemente haría si no tuviese que ir con tantos remilgos. Pero, si pidiéndolo por las buenas no le funciona, lo que yo harñia sería ordenar a los tatuadores tailandeses que siguiesen el ejemplo de aquel tatuador chinoamericano, de California, que hace años sentó un precedente digno de tener en cuenta. Harto de jovencitos enrollados que le pedían que les tatuase ideogramas chinos, él les preguntaba: "¿Qué quieres que ponga?". El enrollado le contestaba: "Pues o sea 'paz', o 'amor', algo así o sea...". El tatuador que se ponía manos a la obra y, cuando acababa, el enrollado se iba la mar de contento, con su tatuaje perpetuo. El problema era cuando algún día se encontraba con alguien que sabía chino y este le explicaba que ahí no ponía ni 'paz' ni 'amor', sino "soy idiota".
Quim Monzó
a Seré breve del Magazine
de La Vanguardia de 19/06/11
quin susto! per un moment m'ho he cregut, que la gent és capaç de tot!!!
ResponEliminam'ha agradat molt això del tatuador aquest que anava posant a la gent que és idiota. fa temps em volia fer un tatu com el de la cecilia roth, que porta un solet molt mono i molt petit al clatell, però en vaig tenir prou amb el pírcing!
Sí, el xinés aquest californià era una 'catxondo' ... l'alegria que els devia fer els tatuats/des en assabentar-se.... je,je,je,je,je
ResponEliminaai, és que a mi el tema tatoos i pircings no em diuen res ... sóc una mica Cary Grant en aquest tema ...