
Quería 'sondear la calidad de las personas que presiden los comités de lectura de las editoriales'. El resultado es que a ninguna le interesó lo más mínimo. Siete de los editores ni le contestaron y doce la rechazaron. Uno de ellos le detalla que los personajes no están 'bien diseñados' y que 'las frases no tienen final, haciendo que el lector pierda el hilo por completo'. La conclusión de Volle es que, hoy día, a las editoriales no les interesa la literatura de calidad; sólo buscan best sellers.
No seré yo quien lleve la contraria. Por poco que uno se pasee por librerías ve que, en la mayoría de los casos, esa es la verdad inapelable. Pero no es cierto que sea algo sólo de ahora. En su momento, rechazaron los manuscritos de El gatopardo de Lampedusa, de Ulises de Joyce... A Ezra Pound le tumbaron Portrait d'une femme con un simple: 'Demasiadas erres en el primer verso'. Kennedy Toole vio como todas las editoriales a las que envió La conjura de los necios la rechazaban. Sólo tras su suicidio acabó publicándose, por la perseverancia de su madre. Sobre Lolita, un editor el dijo a Nabokov que, en vez de intentar publicarla, fuese a un psicoanalista.
A mí, si me dan a escoger, de todas las cartas de rechazo conocidas la que más me gusta es la que una editorial americana envió a George Orwell cuando esté le mandó Rebelión en la granja (Animal Farm en su título original) por si quería publicarla. Le contestó que no: 'En Estados Unidos las historias de animales no interesan'. Punto pelota.
Quim Monzó a Seré Breve del Magazine
de La Vanguardia del 14/01/18
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada