
La encuesta retrata la rapidez con la que se manifiestan los prejuicios. En cuanto detectaron el adjetivo 'árabe' dijeron que no. El director de la consultora -CivicScience- explica que su intención era precisamente evidenciar los impulsos tribales de la gente, que responde preguntas sin primero entenderlas. Basta navegar un poco por la red para ver esta pulsión cada día: se condenan sugerencias sin analizarlas, como si el objetivo fuese ser el primero en contestarlas de forma gregaria y, a poder ser, grosera. Dice el de la consultora: "Muchos no conocen los orígenes de nuestro sistema numérico, pero tanto les da: optan por la respuesta tribal". La pregunta es: en el caso hipotético de que renunciasen a los números árabes, ¿volverían a los romanos para estudiar matemáticas? ¿II más II: IV; IX por VIII: LXXII...?
Nada nuevo bajo el sol. Para no movernos de los prejuicios a aquel lado del Atlántico (aquí también hay mucha tela para cortar), hace cuatro años, cuando Trump inició su campaña electoral pregonando que había que expulsar de Estados Unidos a los musulmanes y acabar con el Estado Islámico, otra consultora -Public Policy Polling- hizo otra encuesta. Preguntó a la población si había que bombardear el sultanato de Agrabah. Un delirante tanto por ciento de votantes (tanto republicanos como demócratas, ojo) dijo que sí. Agrabah es un país ficticio, el de la película Aladdin.
Quim Monzó, a Seré Breve del Magazine
de La Vanguardia de 09/06/19
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