Alguna vez me angustia una certeza,
Y ante mí se estremece mi futuro.
Acechándole está de pronto un muro
Del arrabal final en que tropieza
La luz del campo. ¿Mas habrá tristeza
Si la desnuda el sol? No, no hay apuro
Todavía. Lo urgente es el maduro
Fruto. La mano ya la descorteza.
... Y un día entre los días el más triste
Será. Tenderse deberá la mano
Sin afán.Y acatando el inminente
Poder, diré con lágrimas: embiste,
Justa fatalidad. El muro cano
Va a imponerme su ley, no su accidente.
Jorge Guillén (1936:173) Cántico.
Editorial Biblioteca Nueva
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