dimarts, 9 de març del 2010

SMART

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Maxwell Smart, el Superagente 86 de la serie de televisión de los años sesenta Get Smart, era todo menos smart (listo, inteligente, hábil, ingenioso, despabilado). La Warner Bros. estrenó en el 2008 un largometraje basado en la serie original creado por Mel Brooks, con Steve Carrell y Anne Hathaway como protagonistas; pasó sin pena ni gloria. Ahora anuncian una segunda parte para el 2011, pero si ésta también carece de la magia del original, no parece una idea demasiado smart.
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Mercedes Benz sí acertó cuando bautizó el cochecito de ciudad por excelencia Smart, ya que este nombre, además de significar inteligente, también quiere decir elegante, de buen tono, fino. Es de suponer que los propietarios de este modelo de Mercedes se sienten tan inteligentes como elegantes.
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Los titanes Microsoft, Apple y Google luchan sin tregua por hacerse con la mayor parte del mercado de los smartphones (teléfonos inteligentes, esto es, móviles dotados de sistema operativo y con capacidad de acceder a la web; algo así como ordenadores en miniatura). De hecho, todos los chismes que estas empresas sacan al mercado merecen el apelativo de smart, seguramente más que sus usuarios. Pero harían bien los fabricantes en recordar que un smart-arse es un sabelotodo, un insufrible sabihondo. De todos modos, en cuanto pagan el primer recibo, los usuarios, aprenden que smart, como verbo, significa ecocer, resquemar, dolerse.

John W. Wilkinson
en el Magazine de La Vanguardia, 21/02/10
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2 comentaris:

òscar ha dit...

Un verbo del que nos acordamos, como poco, una vez al mes.

Ciutadà K ha dit...

ciertamente... y cada mes ... cada mes... cada mes ... ad infinitum

:)