dilluns, 3 de desembre del 2018

EL PORNO CRISTIANO



A lo tonto a lo tonto, ha pasado ya un lustro desde que el mundo del porno anunció la aparición de una variante: el porno cristiano. En todo este tiempo no he conseguido verlo por ningún lado, y conste que me he esforzado. Debe ser para subscriptores, pero es extraño que no se haya filtrado ningún vídeo. Ya casi me había olvidado del asunto cuando, de repente, vuelvo a encontrarme con la noticia en el portal Noticias cristianas evangélicas, como si de una novedad se tratase.

Pero no lo es, porque no aporta ningún dato que no conociéramos. Los actores que participan en esas películas están casados (entre ellos, se entiende: el actor con la actriz, y punto) y las escenas son sobrias. El contenido lleva un mensaje positivo destinado a enaltecer los valores de las relaciones carnales dentro del matrimonio. No hay actos denigrantes. Eso significa que la cosa se reduce a la limitada gama de actividades reproductivas bendecidas por las diversas iglesias cristianas. La posición del misionero y la del perrito, como mucho. Nada de alabar las delicias del adulterio ("a menos de que se muestre el castigo por su pecado"), nada de anal, nada de tríos, nada de bukkakes. El lenguaje, siempre correcto, sin mencionar nunca a Dios. Nada de expresiones como "¡Dame, dame, más, más, Dios, Dios!", habituales en muchos lechos (e incluso mesas camillas). Que ello no induzca a error: no es necesario que estén en silencio todo el rato, porque las exclamaciones de placer se aceptan, siempre y cuando sean naturales: las que surgen espontáneamente durante "la unión conyugal". En el Urban Dictionary -diccionario sumamente recomendable para seguir las últimas novedades de la lengua inglesa- explican que es un tipo de porno que no se encuentra en las webs habituales para que no caiga en manos de gentuza con tendencias onanistas. Es lo mismo que dicen sus innominados productores: la función de este tipo de vídeos "no es proveer material para fantasías de individuos que lo usen para su propia gratificación, sino enriquecer las relaciones sexuales entre creyentes".

Déjenme acabar con una frase histórica: "La única solución eficaz contra la pornografía sería asesinar a quienes la consumen". La dijo hace pocos años, en a Universidad Rey Juan Carlos, el doctor Ignacio López Pespunte, un parasexólogo tan improbable como esa línea porno cristiano qu no hay manera de encontrar por ningún lado. 

Quim Monzó a Seré Breve del Magazine 
de La Vanguardia del 02/12/18