Dijo José Martí que "hay tres cosas que cada persona debería hacer durante su vida: plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro". Martí fue un político y escritor que se convirtió en el gran héroe nacional cubano, pero eso no obsta para que haya quien considere que la frase en cuestión es una gansada digna de Paulo Coelho. Hay quién ha plantado árboles, ha tenido un hijo, no ha escrito ningún libro y ha saboreado una vida la mar de digna. Hay quien nunca ha plantado un árbol ni ha tenido hijos, ni ha escrito ningún libro, y no encuentra a faltar ninguna de esas tres cosas. Hay quien, por el contrario, ha hecho las tres y se arrepiente. Así podríamos seguir líneas y líneas.
Para facilitar un poco las cosas, una editorial argentina llamada Pequeño Editor ha publicado un libro que puedes plantar para que de él crezca un árbol. Lo promociona con la típica coartada medioambiental: si el papel que se usa para imprimir libros viene de los árboles que asesinamos, ¿qué mejor que, una vez leído, vuelva a su anterior encarnación vegetal? Se trata de libros especiales porque, si no, de ellos no crecerían ningún árbol. Están fabricados con papeles sin ácido, impresos con tinta ecológica, y llevan semillas en la cubierta.
De momento han publicado un único título, Mi papá estuvo en la selva, dirigido a niños entre ocho y doce años, para que entiendan de dónde vienen los ejemplares. Lo acompaña una hoja que explica los pasos que seguir con es 'libro árbol' (así lo llaman). Asaber: "Paso 1: Leé el libro junto a un niño, enseñándole el respeto y la admiración que debe tener hacia la naturaleza. Paso 2: Humedecé el libro y colocalo en un lugar fresco, donde no le dé el sol. Mantenelo hùmedo hasta que germine. Luego, plantalo al raz de la superficie sin cubrir el brote. Paso 3:Una vez bajo tierra, regalo con regularidad.
Está claro que ese título no lo ha escrito usted. Pero, si le apetece, puede escribir uno, publicarlo siguiendo este método y así matar de un tiro dos de los pájaros de la propuesta de Martí: habrá escrito un libro y ese mismo libro será el árbol que todos debemos plantar. Sólo bastará que alguien dé el siguiente paso: inventar un libro que, una vez convertido en árbol, se transforme al cabo en un bebé. Mientras eso llega, si el niño con el que ha plantado el libro queda fascinado cuando ve que nave el arbolito, adviértale sobre todo que no debe dedicarse luego a ir plantando bajo tierra todos los libros que encuentre por ahí.
Quim Monzó, a Seré Breve al Magazine
de La Vanguardia de 31/05/15
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada