divendres, 25 de novembre del 2011

EL RECELO UNIVERSAL

Han pasado unas semanas, pero en nuestras retinas persisten y persistirán las imágenes de la niña china que fue atropellada dos veces -primero por una furgoneta y luego por un camión- y que quedó en el asfalto sin que los que pasaban por su lado hiciesen nada por ayudarla. Hasta que una mujer -esa sí- la recogió. Es tal el revuelo que la pasividad de los transeúntes ha despertado, en China y en lo que no es China, que el gobierno de Foshan, el lugar donde sucedieron los hechos, ha decidido premiarla. El premio consisten en 20.000 yuanes (unos 2.300 euros) que la mujer dividirá con la familia de la niña, que finalmente murió. Amargos 10.000 yuanes. Los medios de comunicación chinos achacan la pasividad de los transeúntes a la falta de éticay de valores morales. Y a una leyenda urbana. Según explican, existe en China la creencia de que si uno ayuda a una persona herida y la lleva al hospital, esa persona le acusará luego de lo que sea que la haya sucedido para que, de esa forma, tenga que correr con todos los gastos de su ingreso hospitalario. Esa convicción permite deducir, una vez más, que hay tanta mala fe como burricie, aquí y en la China popular.

La creencia de que ayudar a los demás acarrea consecuencias desagradables no es exclusivo de Extremo Oriente. Hace unas semanas, una amiga ucraniana me explicó un chiste que hay que situar en el contexto de Ucrania, un país sin el fervor adoptivo que hay en otros lugares del planeta. Un hombre va en coche por la carretera. Ve a lo lejos a una mujer que hace autostop. Se detiene a recogerla. La mujer sube al coche, da las gracias al hombre y este reprende la marcha. Al cabo de un rato la mujer se desmaya. El hombre calcula que, si la lleva al hospital, llegará tarde a su casa, donde le esperan su mujer y sus tres hijos. Pero finalmente decide que no puede dejarla abandonada en medio de la carretera. Se desvía de su ruta y va al hospital más cercano. Allí la mujer ingresa en urgencias y la atienden mientras el hombre va mirando el reloj con nerviosismo. Al cabo sale el médico, sonriente, y le felicita: "Enhorabuena. Su esposa está embarazada". El hombre le contesta que ni esposa ni nada, que no conoce a esa mujer, que simplemente acaba de recogerla en la carretera y que de repente se ha desmayado. Desconcertado, el médico vuelve adentro. La mujer insisten en señalar al hombre como responsable de su embarazo y explica que mantienen una relación desde hace tiempo. El médico decide entonces hacerle pruebas de paternidad. Se las hace y, al cabo de mucho, el médico vuelve a salir, se acerca al hombre, que cada vez está más nervioso, y le dice: "Ya tenemos el resultado. He de darle dos noticias. Primero la buena: no es usted el padre del bebé que espera esa mujer". El hombre respira aliviado. "¿Y la mala?", pregunta. "La mala es que no lo es porque usted es estéril". Chocado, el hombre sale del hospital, entra en su coche y, mientras lo pone en marcha, le viene a la cabeza la imagen de su mujer y sus tres ¿hijos? Fin del chiste. Es ucraniano, pero seguro que todos los que pasaron junto al cuerpo de la niña china lo suscribirían de inmediato.

Quim Monzó a Seré Breve de
el Magazine de La Vanguardia (13/11/11)

4 comentaris:

NUR ha dit...

No em fa gràcia res, ni l'acudit, ni la pobra nena xinesa, res, ni la gent que li dona importància al fet biològic!!!

Ciutadà K ha dit...

bueno dona, no s'enfadi tampoc... és el Monzó, ell és així !!!

Vane ha dit...

És d'una ironia impresionant.. no sembla que pugui cabre al cap de cap persona el que va passar amb la pobra nena xinesa...
Un pregunta.. la foto és... d'algú conegut?

Bon dia família K!!!

Ciutadà K ha dit...

Bon dia Vane, quant temps sense veure-la per aqui ... :D hola!
Sí, el Monzó de tan irònica rasca el sarcàstic.
La foto és 'pillada' d'internet :S