dimarts, 10 de gener del 2012

LA COMODIDAD DEL VIEJO SOFA

Diane Keaton es, junto a Katharine Hepburn i Faye Dunaway, la actriz que cuenta con más películas en la lista de las cien mejores cintas según el American Film Insrtitute. ¿Quién no la recuerda en la trilogía de El Padrino, Manhattan o Cuando menos te lo esperas? Y sobre todo, en Annie Hall. Ahora acaban de publicarse las memorias de la actriz tituladas Así y siempre (Lumen), donde reconoce que la película era poco menos que su biografía escrita por Woody Allen, en la que el director plasmaba la que había sido la relación entre ambos: la historia de una pareja de Nueva York que se pasaba la vida juntándose y separándose.
Keaton asegura que le pidió que se moviera como una persona de verdad, que no se preocupara demasiado de las palabras y que se vistiera como le apeteciera. Diane explica que lo de los pantalones beige, el chaleco y la corbata lo copió de las mujeres elegantes que veía en Manhattan y lo del sombrero se lo inspiró Aurore Clément, que durante el rodaje El Padrino II apareció con un sombrero masculino: "Mucha gente dio por sentado que Annie Hall era la historiade nuestra relación. Mi apellido es Hall. Woody y yo mantuvimos una relación importante, al menos para mí. Yo quería ser cantante. Era insegura y andaba a tientas con las palabras. (...) Annie Hall fue su primera historia de amor. El amor era el pegamento que unía todas aquellas viñetas ingeniosas. Aunque agridulce, el mensaje estaba claro. El amor se apaga. Woody se arriesgó: dejó que el público sintiera tristeza del adiós en una película divertida".
La pareja había roto dos años antes de rodar Annie Hall,pero ella seguí siendo "la compinche de Woody", sin poder explicar por qué se llevaban tan bien. "Tal vez, como sucede con un sofá viejo, nos sentíamos cómodos juntos". Así que seguían divirtiéndose haciendo comentarios irónicos sobre la gente que pasaba ante ellos, sentados en un banco de Central Park. O cocinando platos imposibles. E incluso haciendo planes de futuro, aunque las cosas habían cambiado. El cariño por Allen está muy presente en el libro: "Echo de menos a Woody, se estremecería si supiera cuánto le aprecio (...). Todavía le quiero. Siempre seré su tonta del bote, su monstruo, su frívola del cosmo, su compañera de piso que hace tonterías... ". Pero también su admiración: "Annie Hall me cambió la vida", escribe al tiempo que cuenta que el Oscar por su interpretación la hizo sentir en una nube, al contrario de Allen, que ni siquiera asistió a la gala a pesar de haber ganado también el galardón a la mejor película.
A Allen lo conoció en otoño de 1968 cuando se presentó a una prueba para Sueños de un seductor. Ella se enamoró del guión y del guionista -"ya estaba enamorada de él antes de conocerlo"-, y esa fascinación continúa, así que no es de extrañar que afirme que sabe que volverán a trabajar juntos.
Màrius Carol
a Catálogo de Instantes
del Magazine de La Vanguardia del 08/01/12