
De entrada, los motivos que alega son de tipo gratificante. Pero, más allá de esa gratificación evidente, hay otro motivo: subir la tasa de natalidad, que en Overtornea va cada vez más de baja. Si gracias a esa hora semanal consiguiesen que hubiese más nacimientos, se daría por satisfecho. Dice el concejal Muskos: "Además, debemos animar a la gente a procrear. Muy a menudo, con la estresante vida actual, la gente copula poco". El municipio (¿ciudad?) está muy lejos de las dos principales urbes suecas, Estocolmo y Göteborg, y muchos jóvenes emigran a ellas porque es donde encuentran las grandes oportunidades laborales. La medida la votarán en un pleno municipal de aquí a dos meses. Consultada al respecto, la sexóloga Malin Hanson dice que, si dependiese de ella, no limitaría la medida a Ovetornea sino que la introduciría en todo el país.
Supongo que la cosa funcionaría más o menos así. El funcionario apagaría su ordenador y se dirigiría a su jefe:
- Me voy una horita a casa, a ver si procreo.
Pero ¿y si en vez de eso se va a un bar a tomarse unos vodkas, a dar un paseo o a casa, sí, pero a dormir una siesta, que es una costumbre menos meridional de lo que algunos creen? ¿Y si va a casa con ánimo de procrear y su cónyugue no está? Hasta donde yo sé, uno solo no procrea. Y aún más: ¿y si va a casa, encuentra a su cónyugue a punto y, efectivamente, se ponen a follar de forma desforada, pero uno de los dos utiliza algún tipo de método anticonceptivo? ¿Cómo sabrá el concejal Muskos que no le están tomando el pelo?
Quim Monzó, a Seré Breve del Magazine
de La Vanguardia de 12/03/17
1 comentari:
Potser et demana proves, o sigui que hauràs de fer un vídeo.
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