dilluns, 11 de juny del 2018

¿TIERRA A LA VISTA?


Resultat d'imatges de escudo kanepiUn pueblo de Estonia acaba de escoger como escudo una hoja de marihuana blanca sobre fondo verde. La bandera es semejante: dos franjas verticales blancas con una central verde, más ancha que las otras, sobre la que luce la hoja de maría. El municipio se llama Kanepi, y la decisión se basa en el hecho de que, en estonio, kanep significa cannabis. En la zona se cultiva cannabis desde tiempo inmemorial: para fabricar tejidos, cuerdas y aceite. En la actualidad, en Estonia la venta y el consumo de marí es ilegal, y si te pillan con pequeñas cantidades (lo que llamamos 'para consumo propio'), te cae una multa. 

Ante la necesidad de adoptar un símbolo y sin ninguno a  mano, el Ayuntamiento abrió una consulta por internet. La respuesta fue abrumadora: una hoja de maría. Tan abrumadora fue que doce mil personas votaron por ella, lo que no tendría nada extraño si no fuese porque sólo tiene cinco mil habitantes. Conociendo como va internet, es lógico imaginar el revuelo que se montó, no sólo entre los censados, sino entre amigos de los censados, se esos que se apuntan a un bombardeo si se trata de liarla parda. El alcalde está contento y dice que ha sido un proceso 'muy democrático'.

Muchos se sorprenden de que se les haya ocurrido poner una hoja de cannabis en el escudo y la bandera. Como si fuese algo inaudito. Municipios con escudos en los que aparece de una forma u otra hay muchos. En Francia, en Rusia, en Suiza, en Bélgica, en Chequia, en Alemania. ... En Burgos hay cannabis en el escudo de Adrada de Haza. En Cuenca, en el de Cañamares. En Ciudad Real, en el de Santa Cruz de los Cáñamos: dos grandes hojas de maría que harían las delicias del logo de cualquier club cannábico.

Pasa como con los que se sorprenden de que el monumento a Colón del puerto de Barcelona está plagada de ellas. El cáñamo fue, para Colón y para los navegantes de aquel entonces, producto de primera necesidad. De cáñamo estaban hechas las cuerdas de los barcos y de cáñamo era el aceite de sus lámparas, y si era necesario se alimentaban con las semillas de cáñamo que llevaban en la bodega. No consta que también se lo fumasen, pero nada es descartable dado que la divisa de todo esforzado navegante era "lo que pasa en la carabela se queda en la carabela", frase que luego, una vez instalados en América, se transformó en la que acabó llevándose el gato al agua: "Lo que pasa en Las Vegas se queda en Las Vegas".

Quim Monzó, a Seré Breve del Magazine 
de La Vanguardia, de 10/06/18