
No se puede negar que, al menos, es una propuesta original. Los impulsores de ese proyecto legislativo son congresistas republicanos y demócratas, al alimón. Reconocen que la medida "tendrá un recorrido difícil", pero que se trata de una paso necesario para que los hawaianos tengan una vida más saludable, y explican que "hay personas fuertemente adictas, esclavizadas por una industria ridículamente perversa que ha diseñado cigarrillos altamente adictivos, aun sabiendo que son letales".
¿Se gana mucho implementando una ley antitabaquista de forma paulatina? No lo sé, pero al ser insólita sus impulsores aparecen en los medios, que es de lo que se trata. La propuesta está en las antípodas de Turkmenistán, país de Asia Central en el que el tabaco está completamente prohibido. Según la ley, a cualquier tienda a la que pillen vendiendo cigarrillos le cae una multa de 1.500 euros. Lo cual ha hecho florecer un interesante mercado negro que vende cigarrillos sueltos a 10 euros cada uno, detalle que me he hecho recordar cuando -en los años cincuenta, siendo yo niño- mi padre me hacía bajar al bar de la esquina a comprarle tres (de la marca Bisonte) por una peseta. ¿Por qué me enviaba al bar, pudiendo comprar un paquete entero? Pues porque mi madre le echaba unas broncas tremendas si descubría que fumaba. Por eso, si alguna tarde él estaba en casa y ella inopinadamente fuera, me enviaba a por los tres pitillos y se los fumaba con deleite, sin intención alguna de decirle aloha cuando volviese, claro está.
Quim Monzó, a Seré Breve en el Magazine
de La Vanguardia del 07/04/19
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