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Mercedes Benz sí acertó cuando bautizó el cochecito de ciudad por excelencia Smart, ya que este nombre, además de significar inteligente, también quiere decir elegante, de buen tono, fino. Es de suponer que los propietarios de este modelo de Mercedes se sienten tan inteligentes como elegantes.
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Los titanes Microsoft, Apple y Google luchan sin tregua por hacerse con la mayor parte del mercado de los smartphones (teléfonos inteligentes, esto es, móviles dotados de sistema operativo y con capacidad de acceder a la web; algo así como ordenadores en miniatura). De hecho, todos los chismes que estas empresas sacan al mercado merecen el apelativo de smart, seguramente más que sus usuarios. Pero harían bien los fabricantes en recordar que un smart-arse es un sabelotodo, un insufrible sabihondo. De todos modos, en cuanto pagan el primer recibo, los usuarios, aprenden que smart, como verbo, significa ecocer, resquemar, dolerse.
John W. Wilkinson
en el Magazine de La Vanguardia, 21/02/10
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2 comentaris:
Un verbo del que nos acordamos, como poco, una vez al mes.
ciertamente... y cada mes ... cada mes... cada mes ... ad infinitum
:)
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