dilluns, 5 de desembre del 2016

MANNEQUIN CHALLENGE


Estado Islámico (o ISIS o Daesh, ya no sé cómo llamarlo) usa ahora una nueva estratagema para confundir a sus enemigos. Los terroristas no pasan por sus mejores momentos, últimamente. Así que construyen hombres de madera, con sus correspondientes barbas, y los acompañan de supuestos tanques, también de madera. Vistos desde el aire parecen reales y, así, los iraquíes creen que los terroristas disponen de más milicianos y de más armamento que el que realmente tienen. Lo descubrió el ejército iraquí hace un par de semanas. Europa Press recoge las declaraciones de un teniente coronel: "A medida que nuestras tropas avanzan hacia zonas que debemos liberar, el Estado Islámico usa tanques hechos de madera para confundir a los aviones militares". Y también las de un coronel estadounidense: "Lo llamamos engaño táctico y es algo que el Daesh hace desde hace tiempo, pero no es tan problemático como otras cosas que hemos visto". Se refiere a los incendios provocados en plantas químicas y pozos de petróleo.

Los engaños tácticos tienen larga tradición. Durante la Segunda Guerra Mundial, un británico consiguió proteger el puerto de Alejandría a base de construir cerca de ella una ciudad falsa que los pilotos alemanes creían que era su objetivo. Los confundió también en el canal de Suez y, luego, en el preludio de la batalla de El Alamein. Ahí montó todo un ejército, con sus barracones, tanques, depósitos de agua, una vía de tren y un oleoducto. Todo de cartón piedra.El objetivo era hacerles creer que atacarían desde el sur.  Pero no. Atacaron desde el norte y ganaron la batalla.

Esos engaños tácticos tienen un precedente. El famoso París falso que durante la Gran Guerra los franceses construyeron en las afueras de París. Como los aviones solían bombardear la ciudad de noche, erigieron edificios, fábricas y monumentos (Arco de Triunfo incluido) de madera, pintados de forma que parecían auténticos.  Los dotaron de mucha luz, como el París de verdad. Desde lo alto, los aviadores alemanes creían estar bombardeando los mismísimo Campos Elíseos.

En nuestra vida cotidiana hay un engaño táctico que perdura: esos monigotes que a veces ves al margen de la carretera. De lejos parecen polis y reduces la velocidad. Pero cuando te acercas ves que son falsos. Pero ¿y si cometes el error de creer que, a partir de ahí, durante el resto del viaje todo serán maniquíes y resulta que el siguiente es un poli de verdad? ¡Ah, amigo!

Quim Monzó, a Seré Breve 
del Magazine de La Vanguardia