Una lingua franca, a decir de Babylon, es "el idioma adoptado para un entendimiento común entre personas que no tienen las misma lengua materna". Este término tuvo su origen en el Oriente Próximo en el periodo anterior a las cruzadas. Para los árabes, todos los europeos eran francos; pero propiamente dicho, estos sólo eran los pueblos germanos de la Franconía que conquistaron Francia y le dieron su nombre. Los francos se jactaban de ser hombres libres, dadivosos, de trato abierto, y con estos significados llegó al español el adjetivo franco.
Siempre ha habido lenguas francas, y aunque hace mucho que los levantinos dejaron de chapurrear la suya, la globalización actual sería impensable sin ellas. Ahora bien, casi todo el mundo concuerda en que la que ahora domina es el inglés. Pero ¿hasta cuándo? El distinguido lingüista David Crystal afirma categórico que el inglés, de una u otra forma, "estará al servicio de la comunidad mundial por siempre jamás". Hace cien años, un francés hubiera dicho lo mismo de su idioma. Y es que cuando una lengua franca crece desmedidamente, corre el riesgo dde fragmentarse, como ocurrió con el latín. Por otra parte, según Nicholas Ostler, la necesidad de una lengua franca desaparece cuando la tecnología digital es barat y ubicua. Es más: los enormes adelantos en la tecnología de la traducción facilitarán la comunicación interlingual. O tal vez sea el chino la próxima lengua franca global.
John W. Wilkinson
A Globish del Magazine
de La Vanguardia, 19/06/11
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